Fuente: El Cierre Digital
El exjuez de la Audiencia Nacional ha facturado más de 9 millones con Ilocad, el despacho de abogados que fundó en 2013
Baltasar Garzón, el exjuez de la Audiencia Nacional que durante décadas fue uno de los rostros más conocidos del poder judicial en España, ha vuelto a ser noticia. Y no por su actividad jurisdiccional, de la que fue apartado en 2012, sino por el lucrativo desarrollo de su despacho de abogados, Ilocad.
Según las últimas cuentas publicadas de la firma, Garzón habría percibido cerca de cinco millones de euros en servicios profesionales durante el último ejercicio fiscal. Esta es la mayor cifra ingresada desde que fundó la firma en 2013.
A pesar de que en 2024 Ilocad facturó menos que en 2023, nueve millones frente a 10,8, logró un beneficio récord de un millón. Nunca antes el bufete había alcanzado esa cifra de ganancias.
La clave de este resultado fue la reducción de costes. Los gastos de explotación pasaron de 8,5 millones a seis millones. Esto permitió mejorar el margen y obtener un mayor beneficio neto.

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Además, el despacho reflejó un pago de 4,9 millones de euros a miembros de la dirección. Aunque no se especifica el destinatario, hasta 2019 se indicaba que era Baltasar Garzón quien cobraba estas cantidades. La cifra supera los 3,9 millones cobrados en 2023. Se trata del mayor ingreso recibido por Garzón desde que se convirtió en abogado.
Ilocad no solo destaca por sus números. También lo hace por sus clientes. El despacho ha defendido a figuras internacionales muy buscadas, como Julian Assange, fundador de WikiLeaks, y Alex Saab, empresario colombiano vinculado al gobierno de Venezuela.
Estas causas han convertido a Ilocad en un actor relevante en el derecho internacional. La firma se ha especializado en derechos humanos, cooperación jurídica y litigios complejos. Su actividad ha generado tanto reconocimiento como polémica.
Garzón, de la Audiencia Nacional a Ilocad
Baltasar Garzón nació en Torres, un pequeño municipio de la provincia de Jaén, en 1955. Desde muy joven mostró interés por la justicia y el derecho, lo que le llevó a estudiar Derecho en la prestigiosa Universidad de Sevilla. Tras finalizar sus estudios, comenzó su carrera judicial en 1981, cuando fue nombrado juez. A lo largo de su trayectoria, destacó por su trabajo en casos complejos y mediáticos.
Durante los años 90, Garzón alcanzó gran notoriedad pública al asumir la presidencia del Juzgado Central de Instrucción n.º 5 de la Audiencia Nacional, uno de los órganos judiciales más importantes de España. Su fama creció rápidamente debido a la relevancia de las causas que instruía y la contundencia de sus actuaciones.
Entre los casos más emblemáticos que lideró se encuentran investigaciones sobre el GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), donde destapó actividades ilegales cometidas por miembros del Estado para combatir al terrorismo. También impulsó causas relacionadas con el narcotráfico gallego, que sacaron a la luz importantes redes criminales en esa región. Además, se involucró en temas sensibles como la memoria histórica, intentando llevar a juicio a responsables de crímenes cometidos durante la dictadura franquista.
Uno de los episodios más internacionales de su carrera fue su intento por procesar al dictador chileno Augusto Pinochet. Esto lo colocó en el centro del debate mundial sobre la justicia universal y los derechos humanos. Este paso le otorgó reconocimiento fuera de España y consolidó su imagen como un juez audaz y comprometido con la justicia global.
Sin embargo, la carrera judicial de Baltasar Garzón sufrió un giro radical en 2012. Fue condenado por el Tribunal Supremo por ordenar la realización de escuchas ilegales a abogados implicados en el caso Gürtel. Esta sentencia implicó su inhabilitación profesional por once años, un golpe que marcó el fin de su etapa como juez.
Pese a esta situación, la polémica sobre la condena no ha cesado. En 2021, el Comité de Derechos Humanos de la ONU emitió un dictamen en el que calificó el proceso contra Garzón como arbitrario, cuestionando la justicia y legalidad de su destitución. Sin embargo, este pronunciamiento no fue suficiente para revertir la situación.
La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial ha desestimado su solicitud para anular los acuerdos de 2012 que certificaron su expulsión de la carrera judicial. Con esta decisión, el organismo ratificó la validez de la condena. Además, cerró definitivamente la puerta para que Garzón pudiera regresar a ejercer como juez en España.
El nacimiento de Ilocad
Tras su inhabilitación, Garzón no se retiró al fundar Ilocad. Desde entonces, el despacho ha crecido en facturación y relevancia. Ilocad opera desde Madrid, pero tiene un enfoque internacional. Ha intervenido en procesos en América Latina, Europa y organismos multilaterales. También colabora con la Fundación FIBGAR, presidida por su hija María Garzón. La fundación promueve la justicia universal y los derechos humanos.
En lo personal, Baltasar Garzón estuvo casado durante 40 años con Rosario Molina, bioquímica y madre de sus tres hijos: María, Baltasar y Aurora. La pareja se separó en 2021.
Poco después se conoció que mantenía una relación con Dolores Delgado, exministra de Justicia y exfiscal general del Estado. Su vínculo fue discreto durante años, hasta que se casaron el 3 de diciembre de 2023. La ceremonia fue privada, en su casa.
Hoy viven juntos en Ciudalcampo, una urbanización de lujo en las afueras de Madrid. Su casa tiene más de 3.000 m² de terreno, con piscina, jardín, huerto y despacho privado. Está valorada en casi dos millones de euros y tiene como vecinos a David Bisbal o Patricia Conde.
Garzón no ha conseguido volver a los tribunales como juez. Pero su rol como abogado, asesor y figura mediática lo mantiene en el centro de la escena.
Ha defendido a personas perseguidas por grandes potencias, ha liderado litigios internacionales y ha cobrado honorarios millonarios. Todo esto mientras mantiene una vida privada cómoda y protegida del foco mediático.
