La estrategia de sanciones y presión militar de Washington contra Maduro fracasó. El economista venezolano Francisco Rodríguez advierte que la verdadera salida no es para Caracas, sino para Trump: un acuerdo internacional que atienda narcotráfico y migración, permita reformas políticas y evite una guerra en la región.
Redacción: La Tabla/Plataforma de Periodismo de Datos 9 DIC 2025
El fracaso de la estrategia de “máxima presión” aplicada por Washington contra el gobierno de Nicolás Maduro es el punto de partida del análisis que ofrece el economista venezolano Francisco Rodríguez, profesor de la Universidad de Denver e investigador principal del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR).
Rodríguez, reconocido por sus estudios sobre la economía venezolana y el impacto de las sanciones, sostiene que más que Maduro, es Donald Trump quien necesita una salida política en el conflicto venezolano.
El hecho inicial es claro: las sanciones petroleras impuestas en 2019, el reconocimiento de un líder opositor como presidente legítimo, el bloqueo de activos y el despliegue de buques de guerra en 2020 no debilitaron al régimen. Por el contrario, como interpreta Rodríguez, estas medidas permitieron a Maduro consolidar su poder y profundizar el control institucional.
La consecuencia inmediata es que la política exterior estadounidense quedó atrapada en una estrategia sin resultados, mientras sus defensores insisten en una mayor escalada.
Ese segundo hecho —la insistencia de los halcones en aumentar la presión— abre la posibilidad de un conflicto militar prolongado en América Latina. Rodríguez advierte que los costos humanos serían enormes y que el resto del mundo tiene interés en evitar que Estados Unidos se vea arrastrado a una guerra regional.
La interpretación aquí es que la política de fuerza no solo ha fracasado, sino que amenaza con desbordarse hacia un escenario de consecuencias imprevisibles.
El autor identifica dos preocupaciones centrales que motivaron la escalada: el narcotráfico y la migración irregular.
El crecimiento de redes criminales transnacionales vinculadas a Venezuela es un hecho que trasciende las fronteras y se convierte en un problema global. La interpretación de Rodríguez es que este fenómeno no puede enfrentarse únicamente con sanciones o amenazas militares, sino con acuerdos internacionales que aborden las causas de raíz.
La migración masiva es otro hecho incontestable. Entre 2012 y 2020, Venezuela sufrió el mayor colapso económico documentado en tiempos de paz, lo que provocó un éxodo regional. Colombia alberga cerca de tres millones de venezolanos, un dato que refleja la magnitud del problema. Rodríguez interpreta que para frenar esta crisis humanitaria es indispensable permitir la recuperación económica del país, lo que implica levantar sanciones petroleras y restituir el acceso a financiamiento multilateral.
El acuerdo que propone el autor no es unilateral: a cambio de levantar sanciones y abrir espacio para la recuperación, Maduro debería comprometerse a liberar presos políticos, crear una autoridad independiente de derechos humanos y designar juntas técnicas y no partidistas en el Banco Central y la industria petrolera.
AEstos hechos, presentados como condiciones mínimas, se interpretan como pasos hacia una democratización gradual, más realista que la insistencia en un cambio inmediato de «régimen».
Rodríguez concluye que los intentos externos de desalojar a Maduro han terminado perjudicando fundamentalmente al venezolano «de a pie».
El hecho de que la oposición haya quedado debilitada y la población más afectada por las sanciones lleva a la interpretación de que es necesario un enfoque pragmático. En sus palabras, la verdadera vía de salida no es para Maduro, sino para Trump, atrapado por las presiones de su política exterior y por un sector que lo empuja hacia un callejón sin salida.
La reseña del profesor Francisco Rodríguez nos recuerda que la política internacional no puede reducirse a gestos de fuerza. Los hechos muestran que las sanciones y amenazas han fracasado, y su interpretación apunta a la necesidad de acuerdos que atiendan las preocupaciones de seguridad de Estados Unidos, pero que al mismo tiempo permitan reformas políticas y la recuperación económica de Venezuela. Solo así, concluye, podrá evitarse una guerra devastadora y abrirse un camino hacia la estabilidad.
El artículo de Francisco Rodríguez puede ser consultado aquí.