Durante ese trayecto, que se prolongó entre 12 y 16 horas, según fuentes citadas por The Wall Street Journal, Machado perdió incluso su GPS cuando cayó por la borda en medio del oleaje. Eso dejó al equipo sin una referencia básica de localización y obligó a emprender una búsqueda frenética para reubicarla antes de que se alejara del punto previsto de encuentro. Stern admitió que la operación “daba miedo” porque no eran “aguas en las que uno quisiera estar”, pero aseguró que la opositora se mantuvo serena y no se quejó en ningún momento, más allá de aceptar un jersey que él le ofreció cuando estaba empapada y helada.
Para reducir la posibilidad de ser detectados, Grey Bull escogió un barco deteriorado que no se pareciera a las lanchas rápidas utilizadas por el narcotráfico, objetivo habitual de los operativos estadounidenses en la zona. Stern llegó a advertir a sus contactos en Estados Unidos antes de la travesía: primero, que los vigilaran; segundo, que no los atacaran; y tercero, que les avisaran si desarrollaban alguna operación militar en la zona para poder apartarse. El propio líder del grupo se permitió una broma amarga al recordar que, si el motor se hubiera estropeado, “tendría que nadar hasta Venezuela”.
Financiación privada y la incógnita del regreso
Uno de los elementos más delicados ha sido la financiación de Golden Dynamite. Stern subrayó que el operativo se pagó con dinero de donantes privados y no con fondos públicos estadounidenses. “No es el Gobierno de Estados Unidos”, insistió, y llegó a afirmar que nunca ha recibido “ni una nota de agradecimiento, y mucho menos un dólar” de Washington. Stern también afirmó a la BBC que coordinó la misión con algunos Estados nacionales y con servicios de inteligencia y diplomáticos de varios países, incluyendo una alerta “informal” a autoridades estadounidenses para evitar malentendidos en el Caribe.
Sobre la ruta exacta, las versiones públicas han sido deliberadamente imprecisas. La primera fase del recorrido, dentro de Venezuela y hasta el punto de recogida en el mar, estuvo a cargo de otros grupos, mientras que la organización de Stern se encargó de la salida hacia territorio seguro. The Wall Street Journal reconstruyó un itinerario en el que Machado se subió a un barco pesquero con destino a Curaçao y, posteriormente, a un avión privado procedente de Miami que habría hecho escala en la isla antes de aterrizar en Bangor (Maine, EEUU) y seguir hacia Oslo. Stern matizó en declaraciones recogidas por Telemundo51 que Grey Bull la trasladó hasta un “país amigo” y que “diría que transitamos por Curazao”, pero puntualizó que ella “no estuvo en Curazao” desde el punto de vista formal, ya que “nunca pasó inmigración” en la isla.
Stern aseguró que la opositora se mantuvo serena y no se quejó en ningún momento, más allá de aceptar un jersey que él le ofreció cuando estaba empapada
Machado, que estuvo 11 meses oculta en Venezuela y llevaba dos años sin ver a sus hijos, que la esperaban en Oslo, agradeció desde Noruega a todos los que “arriesgaron sus vidas” para hacer posible su viaje y afirmó que algún día podrá contar más detalles, cuando hacerlo no suponga un riesgo para quienes la ayudaron. Por su parte, Stern le ha pedido que no regrese a Venezuela, aunque admite que, por cómo la conoce tras la operación, sospecha que terminará haciéndolo.