Usando la sociedad fantasma panameña Golden Plate Investment, Inc., los ahora buscados por Interpol, José y Chamel Gaspard Morell, despuntaban en 2014 como proveedores de equipos y accesorios de computación para la estatal petrolera venezolana Pdvsa.
Sin embargo, los Gaspard eran meros intermediarios que no aportaban valor agregado al negocio. Portátiles y de escritorio, en su mayoría marca Lenovo, eran suministrados a los Gaspard por IPG, empresa en Doral-Florida, de los venezolanos Yunilda Sabino y Emanuele De Martínez.
IPG era una mayorista de equipos y accesorios de computación y celulares, con actividad desde 2008, que actuaba como proveedor exclusivo de Lenovo para Venezuela. Fue así que los Gaspard se convirtieron en clientes de IPG, en principio realizando compras al contado.
A finales de 2014, IPG suscribió con los Gaspard un acuerdo de nota de crédito rotatorio para anticipos de inventario, que le permitió a los Gaspard obtener mercancía a crédito hasta por $3 millones, para suministrarla a Pdvsa.
Los ahora fugitivos hermanos Gaspard esperaban obtener altos márgenes de ganancia; aunque alegando incumplimientos de pago de Pdvsa, dejaron una deuda pendiente con IPG de casi $600.000, que nunca saldaron, a pesar de comprometerse a hacerlo, incluso si Pdvsa no pagaba.
La estafa de los Gaspard fue, no obstante, por partida doble, teniendo como víctimas no solo a Yunilda y su esposo Emanuele (IPG), sino también a otros inversores incautos a los que fingieron cederles las mismas facturas impagas de Pdvsa del negocio con los equipos Lenovo.
Yunilda falleció en 2024 y Emanuele en mayo de 2025, tras padecer ambos graves enfermedades e intentar infructuosamente cobrarle a los Gaspard la deuda, que ya para el deceso de Yunilda, superaba los $1.5 millones, incluidos intereses moratorios, según explicó @josepgonzalez687.
