Corte Suprema de Panamá aceptó en 2003 teoría que vinculaba atentado de 1994 con grupo libanés, desechando investigación original sobre cartel de Cali pese a que la fuente, el juez argentino Juan José Galeano (caso AMIA), ya enfrentaba procesos de destitución por cohecho
Redacción: La Tabla/Plataforma de Periodismo de Datos 11 NOV 2025
La investigación del atentado al vuelo 901 de Alas Chiricanas, que cobró 21 vidas en 1994, experimentó un giro cuestionable nueve años después cuando la Corte Suprema de Panamá aceptó como base la hipótesis que vinculaba el hecho con Hezbollah, fundamentada en informes de un juez argentino que ya enfrentaba procesos de destitución por corrupción.
La evidencia original: la pista del narcotráfico
Documentos de la época revelan que desde el mismo día del atentado, las investigaciones apuntaban al narcotráfico como móvil principal. Un cable de UPI del 19 de julio de 1994, publicado horas después de la explosión, identificaba a uno de los pasajeros como Saúl Schwartz, administrador de la empresa Simar Joyeros Mayoristas, S.A. de la Zona Libre de Colón, señalando que «había sido acusado en Italia de contrabando de lingotes de oro» y que «a un primo de Schwartz le colocaron una bomba en su automóvil hace también algún tiempo».
La línea investigativa original del Ministerio Público panameño encontró notorias similitudes técnicas con el atentado al vuelo 203 de Avianca en Bogotá de 1989, atribuido al cartel de Medellín. En ambos casos se utilizaron explosivos plásticos ocultos en equipos de audio dentro de maletines ejecutivos.
El viraje geopolítico y sus consecuencias actuales
Este proceso de modificar la hipótesis criminal por razones geopolíticas es lo que llevó posteriormente, a partir de 2018, a señalar al venezolano de origen libanés Ali Hage Jalil, residente en el estado Nueva Esparta, isla de Margarita, como presunto responsable del atentado.
Actualmente, Hage Jalil se encuentra detenido desde hace cinco días a la espera de un proceso de extradición donde el argumento geopolítico -basado en la teoría aceptada en 2003- tendrá un peso fundamental, a pesar de que el sospechoso mantuvo durante años una vida pública con negocios registrados y presencia en medios locales, sin ocultar su identidad.
El viraje institucional de 2003
En marzo de 2003, el juez federal argentino Juan José Galeano -encargado del caso AMIA- remitió a Panamá documentación que vinculaba por primera vez el atentado panameño con el grupo «Ansar Allah», presentado como brazo de Hezbollah.
El 31 de diciembre de 2003, la Corte Suprema de Panamá aceptó oficialmente esta teoría como base para reabrir el caso, a pesar de que para esa fecha Galeano ya había sido removido de su cargo por la Cámara Federal argentina debido a graves irregularidades. En 2007, el magistrado sería condenado definitivamente por cohecho, al confirmarse que pagó 400,000 dólares a un testigo clave en el caso AMIA.
Cronología de una investigación manipulada
· 19 julio 1994: Cable UPI revela vínculos de víctima con lavado de oro
· 1994-2002: Investigación panameña sigue línea del narcotráfico
· Marzo 2003: Juez Galeano envía teoría de «Ansar Allah»
· Diciembre 2003: Galeano es destituido en Argentina
· 31 diciembre 2003: Corte Suprema panameña acepta su teoría
· 2007: Condena firme por cohecho desacredita investigación
· 2018: Se señala a Ali Hage Jalil como sospechoso
· 2025: Detención y proceso de extradición en curso
Consecuencias de largo alcance
La decisión de la Corte Suprema panameña de basar la reapertura del caso en informes de una fuente judicialmente desacreditada reorientó completamente la investigación. Se abandonaron las líneas locales relacionadas con el narcotráfico para seguir una hipótesis geopolítica que, quince años después, serviría para justificar operaciones de inteligencia internacional en territorio venezolano y actualmente sustenta un proceso de extradición donde los elementos geopolíticos parecen primar sobre las pruebas criminales sólidas.
Conclusión
La revelación de estos documentos evidencia cómo una investigación con sustanciales indicios sobre móviles de narcotráfico fue reorientada hacia una narrativa de terrorismo internacional basada en fuentes corruptas, con consecuencias que se extienden hasta las actuales operaciones de inteligencia en la región y procesos judiciales que determinan la libertad de individuos señalados bajo esta cuestionada construcción factual.