
Redacción: La Tabla/Plataforma de Periodismo de Datos 10 DIC 2025
En una operación conjunta dirigida por la fiscal general de EE.UU., fuerzas de seguridad y militares de ese país incautaron este miércoles el tanquero «Skipper», uno de los buques petroleros más grandes del mundo, frente a las costas de Venezuela. La acción se basó en una orden judicial federal por la participación prolongada del buque en una red de transporte de petróleo sancionado, con vínculos anteriores con Irán y operaciones recientes en aguas venezolanas y guyanesas.
Construido en 2005 en los astilleros de Imabari Shipbuilding en Japón, el «Skipper» es un coloso de los mares clasificado como VLCC (Very Large Crude Carrier). Con 333 metros de eslora –equivalente a más de tres campos de fútbol– y 60 metros de ancho, su capacidad de carga supera las 310,000 toneladas. Esto le permite transportar aproximadamente 2 millones de barriles de crudo, un volumen que representa una parte significativa de las exportaciones diarias de muchos países productores.
El buque, que actualmente navega bajo bandera de Guyana con puerto de registro en Georgetown, ha operado bajo varios nombres a lo largo de su historia, incluyendo «Adisa» hasta marzo de 2024. Su gestión y propiedad están vinculadas a empresas con sede en Effurun, Nigeria: Thomarose Global Ventures Ltd y Triton Navigation Corp, respectivamente. Esta estructura es común en la compleja red de la «flota oscura» que mueve cargamentos sancionados.
El fundamento legal de la incautación, anunciada por la fiscal general Pam Bondi, se remonta a sanciones preexistentes. El buque había sido incluido en listas de sanciones de EE.UU. años atrás, específicamente por su papel en el transporte de crudo iraní. La orden judicial ejecutada hoy se refiere a esa red ilícita de larga data que, según las autoridades, apoya a organizaciones terroristas extranjeras. Si bien el cargamento actual era petróleo venezolano, la propiedad y operación del tanquero no corresponde al Estado venezolano.
El contexto operativo añade capas de complejidad geopolítica. Reportes de sistemas de seguimiento marítimo de finales de octubre ubicaron al «Skipper» en la zona del campo Stabroek, el gran proyecto de explotación petrolera costa afuera de Guyana. Su puerto de destino inicial previsto era Georgetown, Guyana. Su incautación ocurre en medio de una escalada de tensiones históricas entre Venezuela y Guyana por la disputada región del Esequibo, donde EE.UU. ha reforzado recientemente su apoyo a Guyana.
La noticia de la incautación tuvo un impacto inmediato en los mercados energéticos, contribuyendo a un incremento en la volatilidad y los precios del crudo. La acción removió de circulación instantáneamente una capacidad equivalente a cerca de 2 millones de barriles, inyectando incertidumbre sobre el futuro transporte de cargamentos sancionados y tensionando la oferta global en un mercado ya sensible.
Nadie se salva de las sanciones gringas
La apropiación (o expropiación) extraterritorial del tanquero Skipper por parte de Estados Unidos establece un precedente jurídico de amplio alcance. La acción se ejecutó contra un activo de bandera extranjera, operado por entidades no estadounidenses, en aguas internacionales, basándose únicamente en sanciones unilaterales.
Este hecho convierte la jurisdicción nacional estadounidense en un instrumento de alcance global, poniendo bajo potencial amenaza a cualquier activo productivo del mundo, independientemente de sus vínculos directos con EE.UU., por el simple hecho de realizar transacciones con países sancionados.

