Bernardo Arosio Hobaica no es un empresario improvisado: es el molde exacto del contratista que convirtió amistades y favores políticos en contratos millonarios, propiedades de lujo y concesiones que parecían hechas a su medida. Hijo del ingeniero Jhon Arosio Maal, alto ejecutivo del grupo Sambil y fundador de ATB Constructores, entró al negocio inmobiliario familiar junto a su hermano Tadeo Arosio, levantando más de 500 apartamentos y hoteles boutique en zonas privilegiadas. Esa fachada fue suficiente para que, con las conexiones correctas, saltara de los planos arquitectónicos a la Faja Petrolífera del Orinoco.
La puerta la abrió la vida social. Su esposa, Hannelly Quintero, entabló una amistad cercana con Rudy Amer de El Aissami, esposa del entonces ministro de Petróleo Tareck El Aissami, hoy preso por corrupción. De esa relación doméstica nació un negocio que nada tenía que ver con ingeniería ni construcción: la operación de estaciones de servicio dolarizadas bajo la marca Pit Stop, junto a otros aliados del círculo de El Aissami. Un flujo constante de divisas en efectivo y márgenes de ganancia descomunales, sostenido a costa de denuncias por explotación laboral: empleados trabajando turnos de 14 horas sin beneficios, bajo amenazas veladas de despido si reclamaban.
Bernardo Arosio y, su esposa, Hannelly Quintero
El favor de El Aissami no se limitó a la gasolina. En 2021, Arosio irrumpió en el sector petrolero como contratista principal en Petro San Félix, donde coordinó trabajos de recuperación y mantenimiento de plantas mejoradoras. Sin experiencia técnica, se amparó en un esquema de pagos en especie: PDVSA entregaba cargamentos de crudo a POES International LTD —empresa registrada en Reino Unido como consultora técnica— a cambio de los supuestos servicios. El intermediario real era Prodata Energy, registrada a nombre de Arosio y usada para canalizar exportaciones de gas hacia Colombia, con participación del chileno Jorge Jara Salas. Ambas empresas compartían oficinas en el piso 14 de la Torre BOD (hoy Banco Nacional de Crédito) en La Castellana, Caracas, separadas por un tabique improvisado para simular independencia.
Ese mismo tándem empresarial monopolizó parte de la logística del gasoducto binacional Antonio Ricaurte, que conecta Maracaibo con la península de La Guajira, en Colombia. Los contratos los aseguraron bajo la anuencia política de El Aissami y de operadores en la estatal PDVSA Gas, que les facilitaron permisos y exclusividades. El negocio del gas se extendió a contratos con empresas mixtas como Petromonagas, Petrocedeño y Sinovensa, todas con mayoría accionaria de PDVSA.
Paralelamente, Arosio expandió su huella inmobiliaria a terrenos donde la ley debería ser implacable: Los Roques. Él y su hermano Tadeo son señalados como dueños de una de las ocho construcciones de lujo levantadas a escasos metros de la pista de aterrizaje del Gran Roque, en plena zona protegida por el Parque Nacional. El reportaje de Armando.info sobre este enclave describe cómo los permisos ambientales se otorgaron en tiempo récord a un grupo reducido de empresarios con vínculos directos al poder, entre ellos Arosio, que obtuvo el terreno y las licencias sin licitación pública.
ATB Constructores, su buque insignia, no se libró de escándalos. Expedientes judiciales revelan pagos a funcionarios municipales de Baruta —a través de Poes Internacional— para obtener permisos de habitabilidad, constancias catastrales y variables urbanísticas entre 2018 y 2022. El objetivo: destrabar proyectos como la Torre 908 y otros desarrollos inmobiliarios de alto perfil en el este de Caracas.
En paralelo, su vida personal alimentaba la prensa de farándula. Relaciones pasadas con figuras como Osmariel Villalobos y conexiones con el mundo Miss Venezuela reforzaban su imagen de “empresario de alto vuelo” dentro del jet set caraqueño. La amistad de su esposa con Rudy Amer de El Aissami fue tanto la llave de entrada a los contratos petroleros como un escudo que lo mantuvo blindado mientras la red de corrupción de su benefactor operaba sin freno.
El blindaje se rompió en marzo de 2023, cuando estalló la megacausa de PDVSA-Cripto. Detenido junto a Alejandro Arroyo y Jesús Salazar, Arosio fue acusado de participar en un esquema que generó pérdidas por más de 13.300 millones de dólares a PDVSA durante la gestión de El Aissami. Los investigadores documentaron cómo POES International recibió cargamentos de crudo como pago y cómo Prodata Energy operó contratos de exportación a Colombia que eludían sanciones internacionales.
En abril de 2024, el portal Cuentas Claras Digital reveló que Arosio, Arroyo y Salazar obtuvieron casa por cárcel tras delatar a Tareck El Aissami. Hoy cumple prisión domiciliaria, lejos de las bombas Pit Stop, de las oficinas en la Torre BOD y de las playas privadas en Los Roques, pero con un patrimonio cuya procedencia está marcada por favores políticos, contratos opacos y un uso sistemático del Estado como botín personal.
Porque el caso de Bernardo Arosio no es la historia de un empresario con visión, sino la de un operador que convirtió las relaciones personales —con nombres y apellidos— en la materia prima de un imperio privado financiado con dinero público.
@lombardoven Hannelly Quintero descubrió que su marido, Bernardo Arosio Hobaica, usaba sus permisos médicos para verse con Osmariel Villalobos en un consultorio de la clínica El Ávila. En el pasado, Arosio había sido novio también de Gaby Espino #fyp #venezuela ♬ Perro Mujeriego – Nacho