Noticias Candela - Informe 25 por Jorge Castro
DIOSDADO, POR COSAS ASÍ LA REVOLUCIÓN DE CHÁVEZ ESTÁ CONDENADA AL FRACASO: SE FUNDAMENTÓ EN GATOPARDOS E ÍDOLOS CON PIES DE BARRO

DIOSDADO, POR COSAS ASÍ LA REVOLUCIÓN DE CHÁVEZ ESTÁ CONDENADA AL FRACASO: SE FUNDAMENTÓ EN GATOPARDOS E ÍDOLOS CON PIES DE BARRO

Por Jorge Castro.-

Diosdado, continuando con mi labor didáctica para tratar de que entiendas por qué el “proyecto revolucionario” de Hugo Chávez estaba condenado al fracaso desde el principio: porque se fundamentó en gatopardos e ídolos con pies de barro.

Es lo mismo que le sucederá al de María Corina Machado; mientras sigan reciclando a los mismos oportunistas y delincuentes de la política de los últimos 30 años, todo seguirá igual.

A pesar de que muten, si los elegidos para cogobernar provienen, familiar, laboral, social o políticamente, de los mismos grupos, las mismas taras estarán presentes. Es algo así como “el rabo de cochino” (cola de cerdo) de los Buendía en Cien años de soledad.

CARLOS TABLANTE Y EL MÁS

Cualquier gobierno o institución pública en Venezuelaque cuente con la presencia de la pandilla de malhechores que fundaron el MÁS , está condenado al fracaso . Carlos Tablante es únicamente un ejemplo , pero todos tienen la misma vocación .

Porfirio Valera desarrolló una red de “ informantes “ conformada por periodistas y dirigentes políticos , que gozaban de mucha credibilidad , centimetraje en los medios y hasta ese momento le habían causado fuertes dolores cabeza al gobierno y a los anteriores . Dicha nómina incluía a Alexis Rosas , Manuel Isidro Molina , Jesús Eduardo Brando , Ismael Garcia , y otros .

En 1991 estalla el “Caso Tablante” , cuando se verificó que el diputado del MAS, Carlos Tablante, sostenía vínculos de subordinación con altos funcionarios de la DISIP y en particular con su director Porfirio Valera, recibiendo a cambio “dinero, vehículos y otras prebendas”, asunto que fue sellado por la mayoría de los diputados, pero que ocasionó el disgusto y fraccionamiento dentro de la organización política a la cual pertenecían Tablante y Guerra Ramos.

Este último sostuvo posición contraria a lo que consideró una falta de ética y honor de su compañero de partido. Como sabemos, producto de la “coherencia y verticalidad” de Carlos Tablante –Ybéyise Pacheco, dixit, p. 216– es el texto El Estado delincuente: cómo actúa la delincuencia organizada en Venezuela, escrito junto con Marcos Tarre y publicado por Editorial Melvin en 2013, informe de acusaciones contra altos personeros del régimen chavista con prólogo del juez español Baltazar Garzón.

Casos como los concisamente descritos muestran la descomposición policial y política de un país. Casos que habría que sumar a los muy difundidos en los medios como: la adquisición de un conjunto de rústicos en la cual se vieron involucrados entre otros el ministro J. A. Ciliberto y la secretaria privada del presidente Jaime Lusinchi; los vicios en la licitación de repotenciación de dos fragatas misilísticas de la armada venezolana por la empresa Margold; los vínculos de las policías venezolanas en el tráfico de estupefacientes que llevaron a la detención del exgobernador y exviceministro del Interior Adolfo Ramírez Torres; los tratos ilícitos en el otorgamiento de divisas de RECADI; la denuncia de Camilo Lamaletto contra Braulio Jattar y Douglas Dager, presidente de la Comisión de Contraloría del Congreso, por extorsión; o el tráfico de influencias y contrabando de oro en el caso Cecilia Matos, exsecretaria del presidente Pérez, todos de los finales de los 80 e inicios de los 90, los cuales configuran el antecedente inmediato para que gruesos sectores de la población, hastiados de corrupción e impunidad, optaran por llevar a la dirección del país al vengador de Sabaneta.

Hay diagnósticos y señalamientos puntuales en este libro: “Con gran capacidad actoral y de manipulación, Hugo Chávez tuvo la insuperable habilidad de utilizar los gigantescos recursos que tuvo a la mano para lograr su obra maestra: desarrollar el parasitismo social al máximo, corromper a fondo a sus servidores militares y civiles, convirtiendo las instituciones del Estado en instrumentos al servicio de sus fantasías ‘revolucionarias’. Repartió adulancia y dinero para todo el que se sentía herido y menospreciado. No es difícil con poder, dinero, maldad y astucia hacer lo que hizo ese militar con los chavistas…

Seis relatos breves diferentes te proporcionarán una idea del tipo de gerencia que implementó Henry López Sisco cuando era Director de Operaciones de la DISIP, el ambiente interno que generó y sus consecuencias.

Primero: (finales de los años 80) SEXY BOMBA

“Un día como cualquier otro, funcionarios de la DISIP capturaron en flagrancia, con una buena cantidad de cocaína, a una joven y conocida vedette, animadora y actriz de televisión. Inmediatamente fue trasladada a la sede de las oficinas ubicadas en el edificio Las Brisas, en la urbanización Los Chaguaramos, en Caracas.

Prácticamente todo el edificio se enteró de su arribo. Una mujer así no podía pasar desapercibida. Minutos después hizo acto de presencia el Comisario General Henry López Sisco, con su uniforme de ‘faena’.

Aún no era mediodía. La joven fue trasladada a la oficina de López Sisco. Permanecieron adentro conversando hasta antes de las 5 p. m. A esa hora salió tomada del brazo del Comisario, quien ya se había cambiado: lucía saco y corbata, oloroso a colonia, y se marcharon juntos en su vehículo particular. A esa hora había más funcionarios en el edificio, por lo tanto, más testigos.

Más nunca se volvió a hablar del tema. El caso no fue judicializado y la droga desapareció.”

Cada quien es libre de sacar sus propias conclusiones.

Hoy en día suceden cosas peores en los cuerpos policiales bajo tu autoridad. Como nunca hubo castigo ejemplarizante para semejantes atrocidades, con el paso del tiempo los abusos y excesos empeoraron.

Segundo: (finales de los años 80) VIEJOS MARIQUEROS

“Siendo Porfirio Valera Director General de la DISIP, se celebró una reunión en horas de la noche en la mansión de un importante dirigente político, ubicada al sureste de Caracas.

La enorme casona colindaba con un campo de golf. Todo el ‘alto mando’ de la policía política estaba presente. El encuentro se extendió hasta las primeras horas de la madrugada. A los asistentes les sirvieron varias botellas del mejor whisky escocés.

Cuando empezaron a retirarse los Comisarios Generales en sus respectivos vehículos, cada uno con sus propios chóferes y escoltas, Henry López venía conversando gratamente con Porfirio, quien además de ser su superior jerárquico, era su compadre:

López Sisco: —¿Qué vas a hablar tú, viejo marico? —le dijo a viva voz a Valera.
López Sisco: —Si tú eres mariquero. ¿Tú crees que yo no sé de los encuentros con carajitos donde participas tú y el viejo que da defensa personal y educación física en la Academia?
Porfirio únicamente le respondió con una sonrisa socarrona.”

Respetando la diversidad sexual, ¿qué nos puede decir el ministro Cabello sobre el desempeño actual de quien, en la práctica, es el segundo al mando en la Alcaldía de Chacao y quien previamente laboraba en la DISIP?
Un ejemplo claro de hasta dónde puede llegar el desenfreno sexual si no se le pone coto.

Tercero: (finales de los años 80) TORTA EN LA CARA

“La Dirección de Operaciones, dirigida por Henry López Sisco, fue la primera en ‘colonizar’ el Helicoide. La mudanza incluyó nuevas instalaciones para la División de Personalidades, Explosivos, parte de Patrullaje, Servicio Médico, y paulatinamente se iban acondicionando el resto de las nuevas divisiones.

Por un tiempo, ese fue el ‘cuartel general’ de López Sisco. Operaciones contaba con su propio equipo de pilotos y aeronaves de ‘apoyo aéreo’, ya que aún no existía la División Aérea.

Dentro del grupo de pilotos destacaba el joven y entusiasta Gustavo La Grave, quien provenía de una buena y acomodada familia, lo que generaba cierta reticencia entre sus compañeros. Para complicar su situación, La Grave no ocultaba su total admiración hacia Henry López; más que un ídolo, era como un dios, cuyos subalternos mayoritariamente eran sus fans.

Ese día, el Comisario General Henry López Sisco cumplía años, y su eficiente secretaria Moraima se encargó de organizar la compra de un gran pastel de cumpleaños, con dedicatoria sobre la cubierta y las respectivas velitas. Se trataba de una sorpresa que le darían al cumpleañero.

Al finalizar la tarde, y minutos antes de concluir la jornada laboral, Moraima tenía todo dispuesto en una de las áreas comunes, al pie de las escaleras que conducían a las oficinas de Henry, para cantarle el ‘feliz cumpleaños’. Más de treinta funcionarios participaron del inolvidable momento.

Efectivamente, todos cantaron en coro y López Sisco sopló las velitas. El más entusiasmado era Gustavo, quien en todo momento permaneció a su lado. Su emoción era tal que parecía el agasajado. De repente, y para sorpresa de todos los presentes, Henry López tomó el pastel y se lo restregó en el rostro a La Grave, con saña.

Todos los presentes quedaron atónitos. Les dio vergüenza ajena. Gustavo le rió la gracia a Henry; no tenía otra opción. Como pudo, se retiró de los ojos parte del merengue que le permitiera ver, para llegar hasta el baño a lavarse.

Meses después, Gustavo La Grave fue designado como piloto de Cecilia Matos durante la campaña electoral de Pérez para su segundo mandato. Tiempo después del triunfo, La Grave regresó a la DISIP como Comisario General y jefe de la División Aérea, que ya había sido fundada, y López Sisco jubilado. Luego, y durante mucho tiempo, fue el piloto personal del magnate Oswaldo Cisneros y su familia, lo que nos permitió tener acceso a una serie de confidencias.”

Precisamente ese rencor y humillación que se gestó dentro del alma del capitán La Grave lo convirtió en un tipo pendenciero y permitió, años después, las filtraciones sobre los negocios ilícitos de Oswaldo Cisneros, sus vínculos con PDVSA, la legitimación de capitales y el tráfico de drogas.

Cuarto: (finales de los años 80) FUEGO AMIGO

“El liderazgo de Henry López no era tan sólido como se pensaba. A lo largo de los años dentro de las filas de la DISIP, había tenido la habilidad de cultivar peligrosas enemistades, particularmente entre subalternos y compañeros de su entorno más próximo.

Henry era un ídolo con pies de barro. Abusó de su poder, traicionó, manipuló y se valió de quien fuera necesario para alcanzar sus objetivos. El karma que él mismo se ganó le ha generado las más dolorosas pérdidas humanas (familiares, amigos e hijos), a pesar de lo cual, con 80 años a cuestas, sigue siendo arrogante.

Tengan claro que al primero que no le conviene que los estadounidenses tengan algún control sobre Venezuela es a este personaje y a otros vinculados a sus actividades pasadas. La razón: no pueden ingresar a territorio norteamericano, no pueden obtener visa de los Estados Unidos, porque estarán reseñados de por vida como terroristas y narcotraficantes.

Henry habla siempre del disparo de fusil que le perforó un pulmón y por el cual casi pierde la vida durante un supuesto enfrentamiento con la guerrilla colombiana, junto al CEJAP.

Pero la verdad es otra. Se trató de “fuego amigo”, que le atribuyen al difunto “Walter” Francisco Leandro —sobrino de Reinaldo Leandro Mora—, quien era comando y francotirador. Sin embargo, realmente se trató de un disparo efectuado durante una incursión por Jesús Antonio Hung Ramos, mejor conocido como el Chino Hung, quien posteriormente ocupó el cargo de jefe de Operaciones de la DISIP durante la gestión del general Raúl Giménez Gainza.

Hung trató así de cobrarse humillaciones y vejaciones. Posteriormente se vio envuelto en el crimen de César Augusto Manduca Carlomagno. Pero esa es otra historia.”

Francisco “Walter” Leandro, quien fue beisbolista profesional antes de convertirse en comando de la DISIP, en su tiempo libre era el coach de un equipo de béisbol infantil que participaba en la Liga Criollitos de Venezuela. Les tocó jugar un encuentro en la isla de Margarita. Entre una actividad y otra, “Walter” decidió tomar una breve siesta en su camioneta, con el aire acondicionado encendido, ya que hacía mucho calor y había conducido durante muchas horas seguidas. Francisco Leandro se quedó dormido y más nunca despertó: la camioneta tenía una fuga de monóxido y murió intoxicado. Paz a su alma. Era un caballero honorable y honesto.

Hung Ramos estuvo detenido junto a la abogada Yisel Soares Padrón por la presunta implicación intelectual en el asesinato del empresario César Augusto Manduca Carlomagno, ocurrido en noviembre de 1993.

Soares se ha desempeñado como abogada del activista político Leocenis García, excuñado del periodista Alberto Rodríguez Palencia, editor de AlbertoNews, quien ha denunciado las actividades ilícitas de los hermanos Youssef Boutros y la supuesta implicación de Soares en tales hechos.

Cesar Manduca

Quinto: (años 90) GIGOLÓ HOLANDÉS

“En sus memorias, Ramiro Helmeyer habla de su heroicidad, valentía y experiencia en operaciones junto a la DEA. Pero omite un punto importante. A principios de la década de los 90, Helmeyer se convirtió en un ‘activo’ importante en las relaciones entre la DEA y la DISIP.

La delegada para Venezuela de la agencia antidrogas, Anabele Green, era una mujer alta, rubia y muy hermosa. Dentro de la DISIP no había hombres que llenaran sus expectativas: le gustaban más jóvenes, blancos, de su estatura y que hablaran inglés. Anabele era adicta al sexo y, para garantizar el éxito de las ‘entregas controladas’ y el tráfico de droga de Estado, se organizaban orgías, y Helmeyer era el ‘prostituto’ encargado de satisfacer a la exjefa de la DEA en Venezuela. Posteriormente, los escándalos la superaron y debió renunciar.

A finales del segundo gobierno de Rafael Caldera, estando Ramiro preso y pagando su condena, fui el editor del libro que escribió durante su cautiverio, en relación con sus vivencias en la trama del ‘Coche Bomba’ y otros explosivos que estremecieron a Caracas y que los medios de comunicación bautizaron como ‘Terrorismo Financiero’.

Ninguna imprenta en Caracas se atrevió a imprimirlo. Gracias a los buenos oficios de Tannous Gerges (propietario de Reporte Diario de la Economía), la imprenta donde se imprimía el periódico aceptó hacerlo. Pero la condición era que lo harían durante la noche (desde la medianoche hasta antes del amanecer) y a puertas cerradas. Estaban ubicados en San Martín, cerca del Centro Comercial Los Molinos (Artigas). Lo hicimos en tres noches seguidas y debía llevarme los libros inmediatamente; fueron colocados en cajas. Las planchas de plomo empleadas entonces para la impresión fueron destruidas de inmediato.

Hubo mucho temor por el contenido del libro y por las personas que quedarían expuestas, como Thor Halvorssen Hellum y Henry López Sisco.

Según Ramiro, el objetivo era crear un estado de conmoción de tal magnitud que obligara al presidente Ramón J. Velásquez a dimitir, y el entonces ministro de la Defensa, Radamés Muñoz León, asumiría el mando del país. Se trataba de una operación planificada por la CIA y ejecutada por Thor Halvorssen, quien era agente de la agencia.

Un buen día recibí una llamada de López Sisco.

Henry: —¿Cómo va lo del libro de Helmeyer?
Yo: —Viento en popa.
Henry: —Debes tener mucho cuidado con Ramiro. Es muy cagón y te traicionará. ¿No te contó la vez que se desmayó en una operación de la DEA?
Yo: —Noooo.
Henry: —Yo lo incluí en una operación del grupo que conformé para capturar (o secuestrar) a narcotraficantes solicitados por la DEA y trasladarlos a territorio norteamericano, donde eran procesados. Nos tocó ingresar a la casa de un capo en República Dominicana. No sabíamos que le habían dado el pitazo y tenía un grupo de guardaespaldas armados que lo protegían. Se armó una plomazón y Ramiro se desmayó del culillo. Nos tocó sacarlo cargado.
Yo: —Deberías llamarlo a él y recordárselo. En la cárcel de Tocuyito tiene teléfono celular; no pierdas tu tiempo conmigo metiéndome psicoterror.

Y así fue: Ramiro me traicionó. Negoció ‘mi silencio’ con Rivas Ostos, lo cual no cumplí, y a la larga significó nuestra ruptura de relaciones. Ramiro fue trasladado a varias cárceles, entre ellas Yare, donde él y Del Nogal conocieron a Hugo Chávez y se hicieron amigos.

Chávez les ofreció indultarlos si llegaba a la presidencia de Venezuela, y así fue: Chávez fue electo presidente, los indultó y delegó en ellos el manejo de su escolta civil. Después, Helmeyer fue proveedor del Ministerio de la Defensa durante la gestión de José Vicente Rangel.

Helmeyer reside en Aruba y está millonario. Hoy en día es amigo íntimo de López Sisco y de los bolichicos.”

Aún creo que fue el propio José Vicente Rangel quien ordenó asesinar a su yerno, el abogado José Totesaut, y estando preso López Sisco inventó la tesis de autoría que más le convenía al difunto periodista. Pero ese tema lo abordaremos más adelante.

HENRY LOPEZ SISCO

RAMIRO HELMEYER

RAMIRO HELMEYER Y EX ESPOSA MARICARMEN REGGEIRO

Sexto (finales de los años 90) MÓNICA FERNÁNDEZ, OTRA NINFÓMANA.

“Rafael Caldera designa a Henrique Meier como ministro de Justicia durante su segundo gobierno. El padre del “Enano” Alex Del Nogal -quien también fue padrastro del narcotraficante Pedro Luis Martín Olivares, quien fue director de Inteligencia Financiera de la DISIP durante el gobierno de Chávez- se la pasaba en el despacho del ministro haciéndole lobby. Gracias a lo cual consiguió una serie de privilegios para su hijo, quien estaba preso en el Retén de La Planta por el llamado ‘terrorismo financiero’.

Meier había designado a Mónica Fernández, de tan solo 24 años entonces, como Directora de Prisiones.

Mónica no pierde el tiempo y se “empata” con Del Nogal, quien era muy joven también y cuyo hermano ya era célebre por sus establecimientos nocturnos y restaurantes en el este de Caracas, erigidos hasta el día de hoy con dinero sucio.

Mónica le hacía “visitas conyugales” a Del Nogal, lo cual era del dominio público dentro del Retén. Pero resulta que en sus frecuentes visitas le pone el ojo a otro narcotraficante más guapo, alto y musculoso, quien empezó a disfrutar de sus habilidades sexuales.

“El Enano” Del Nogal se convierte en el hazmerreír de la cárcel y prepara su venganza. Una noche Mónica se queda dormida en la celda de su nuevo amante y amanece en La Planta. Cuando sale con destino a su casa, un nutrido grupo de periodistas la está esperando afuera y se arma el gran escándalo.

Mónica es destituida. Pero antes de abandonar el cargo le tiende una trampa a Del Nogal, quien salía de noche los fines de semana a rumbear en “La Cantina”, que estaba ubicada en Las Mercedes y era propiedad de su hermano. Se hacen públicos sus paseos nocturnos y es trasladado a la Cárcel de Yare, donde se reencuentra con Helmeyer, se reconcilian y hacen amistad con Chávez.

Sería bueno que Diosdado Cabello nos respondiera en relación al destino actual del narcotraficante Pedro Luis Martín Olivares. Pero este relato aún no concluye.

Siendo Hugo Chávez ya presidente en funciones, le informan sobre las frecuentes y largas visitas de la abogada Mónica Fernández al despacho de un magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, quien presidía una sala, cuyas decisiones siempre beneficiaban a los clientes de la profesional del derecho.

Chávez ordena a un cuerpo de inteligencia instalar una cámara oculta dentro del despacho del magistrado y la sorpresa fue mayúscula. Descubren que Mónica sostenía intensos encuentros sexuales con el magistrado, con baile erótico incluido.

La atractiva mujer siempre lucía ropa interior de marca y nunca se despojaba de sus zapatos altos. Para poder disponer de la estatura física necesaria para lograr materializar el encuentro, el pequeño magistrado utilizaba unos abultados libros de la biblioteca de su despacho a manera de zancos. El magistrado fue destituido y este en consecuencia delató a Chávez internacionalmente”.

MONICA FERNANDEZ

Del Nogal se convirtió en narcotraficante internacional y socio de Wilmer Ruperti. Durante la gestión de Luis Marín en CITGO, suplantó la personalidad jurídica de PDVSA en Panamá. Es solicitado por tráfico de drogas en varios países y se ha fugado al menos dos veces. Cuando fue capturado en Italia, quedó en libertad consignando documentación falsa del SAIME durante el gobierno de Chávez.

 

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