
La versión oficial de la Casa Blanca enfrenta serios cuestionamientos tras aparecer testimonios que señalan un destino distinto al anunciado y revelan inconsistencias en la operación militar
Redacción: La Tabla/Plataforma de Periodismo de Datos 5 SEP 2025
La narrativa construida por el gobierno de Donald Trump sobre el ataque a una embarcación en el Caribe enfrenta nuevos cuestionamientos. Según testimonios de personas que se identifican como familiares de las víctimas, la lancha destruida por fuerzas militares de EE.UU. se dirigía a Trinidad y Tobago -a aproximadamente 25 millas náuticas de la costa venezolana- y no hacia territorio estadounidense como había afirmado el presidente Trump.
Desde San Juan de Unare, donde el dolor embarga a una comunidad enlutada, emergen relatos que contradicen la versión oficial. Personas que afirman ser familiares de las víctimas indicaron a medios locales que la embarcación habría partido la noche del domingo 1 de septiembre con rumbo a la isla trinitaria, según publicó El Pitazo. Estas versiones, todavía sin confirmación independiente, señalan que se trataba de una ruta marítima utilizada tradicionalmente para el comercio entre ambas costas.
La embarcación, descrita por los testimonios como una lancha rápida tipo «flipper» de aproximadamente 12 metros de eslora, tendría una autonomía limitada que haría físicamente improbable que pretendiera llegar a Estados Unidos, ubicado a más de 1.100 millas de distancia. Estas declaraciones contrastan con la caracterización oficial de un «buque narcoterrorista» con capacidad para travesías de larga distancia.
Estas nuevas versiones obligan a examinar con mayor detalle las premisas de la operación militar. Los protocolos internacionales para interdicciones marítimas establecen procedimientos específicos que incluyen advertencias, intentos de abordaje y preservación de evidencia -protocolos que según los relatos de testigos no habrían sido seguidos en este caso.
Las personas que se identifican como familiares de las víctimas describen a los fallecidos de manera diferente a la caracterización oficial de «narcoterroristas», aunque estas declaraciones no han sido verificadas independientemente. El gobierno venezolano, por su parte, no ha confirmado oficialmente la identidad de las víctimas ni los detalles del incidente.
La emergencia de estas nuevas versiones plantea preguntas sobre la transparencia de la operación y la veracidad de la información oficial proporcionada por el gobierno estadounidense. Mientras tanto, la comunidad internacional espera una investigación completa que aclare los hechos y determine si se siguieron los protocolos establecidos en el derecho internacional marítimo y de derechos humanos.
La situación permanece en desarrollo, con múltiples versiones en circulación y sin una confirmación oficial definitiva sobre los detalles precisos del incidente y la identidad de las víctimas.

