Una imponente movilización ciudadana, calculada en más de *tres millones de personas* según organizadores, recorrió este jueves desde El Alto hasta La Paz para demandar al Tribunal Supremo Electoral (TSE) la habilitación del expresidente Evo Morales como candidato a las elecciones del 17 de agosto. La marcha, catalogada como la *más masiva en la historia de Bolivia*, colapsó vías principales, recibió apoyo de simpatizantes en su trayecto y derivó en enfrentamientos con la Policía, que gasificó a manifestantes cerca de la Plaza Avaroa.
La movilización sin precedentes comenzó a organizarse desde las 5:00 a.m. en El Alto, donde miles de personas provenientes de Cochabamba, Oruro, Chuquisaca, Potosí, Tarija y otras regiones se congregaron con banderas, carteles y consignas a favor de Morales. A las 8:30 a.m., una columna humana y caravanas de vehículos avanzaron hacia el centro de La Paz, coreando: *“Evo sí, golpistas no”*. En el camino, vecinos aplaudieron y repartieron agua a los marchistas, mientras redes sociales se inundaron de imágenes que mostraban calles saturadas de manifestantes.
El reclamo central de la multitud fue claro: exigir al TSE que permita al líder del Movimiento al Socialismo (MAS) postularse a la presidencia, pese a su inhabilitación legal vigente desde 2019. Morales, quien no encabezó la marcha, fue señalado por el comandante de la Policía, Augusto Russo, como “identificado entre la gente”, aunque no se realizó su detención. *“Déjennos trabajar, estamos en eso”*, respondió molesto el general a la prensa al ser cuestionado sobre el hecho.
Enfrentamientos y represión
Alrededor de las 13:30, la marcha llegó al Prado paceño dividida en dos columnas: una por la avenida Mariscal Santa Cruz y otra por Federico Suazo. Sin embargo, la tensión estalló cerca de la Plaza Avaroa, cuando efectivos policiales lanzaron gases lacrimógenos contra los manifestantes que intentaban avanzar hacia el TSE. *“Nos gasificaron sin razón. Solo estábamos exigiendo democracia”*, denunció una mujer herida, mientras grupos de marchistas se replegaron y respondieron con piedras.
El conflicto se extendió por *más de tres horas*, agravándose cuando la Policía intervino otro mitin en la avenida Arce, cerca del Ministerio de Educación. Testigos reportaron decenas de heridos y detenidos, aunque autoridades aún no ofrecen cifras oficiales. Hospitales de la zona confirmaron la atención a lesionados con traumatismos e intoxicación por gases.
Un país polarizado
La magnitud de la protesta refleja la vigencia política de Morales, quien busca un cuarto mandato pese a que en 2019 renunció tras acusaciones de fraude electoral y una controvertida inhabilitación. Sus seguidores insisten en que su exclusión es *“un ataque político”*, mientras sectores opositores rechazan su posible candidatura.
Analistas coinciden en que la marcha marca un punto de inflexión: *“Movilizar a supuestos tres millones en un país de 12 millones es una demostración de fuerza del MAS. Esto presionará al TSE y reconfigurará el escenario electoral”*, señaló el politólogo Carlos Cordero.
Sin respuesta institucional
Al cierre de esta edición, el TSE no se pronunció sobre la demanda, y el gobierno de Luis Arce, aliado de Morales, evitó comentarios. La jornada dejó en evidencia la fractura social y la crisis institucional que persiste en Bolivia, mientras simpatizantes del MAS advierten: *“Esto no termina hoy. Volveremos las veces que sea necesario”*.
Con calles aún humeantes y el fantasma de la conflictividad reinstalado, Bolivia enfrenta un nuevo capítulo de su historia política, donde la sombra de Evo Morales sigue siendo protagonista.
Con información de El Nuevo Cambio